Cuidado machitos que a esa distancia un rodillazo en los huevos es lo más fácil de hacer del mundo, y diría que es aún más efectivo que una patada. En el instituto un compañero de clase me arrinconó contra la pared y me tocó las tetas y mi reacción instintiva fue levantar la rodilla con todas mis fuerzas, dando justo en un bulto blandito que encontré entre sus piernas. Cayó al momento, gimiendo y llorando todo patético y ahí se quedó un rato hasta que se lo llevaron en camilla directo al hospital. Cuando se lo llevaron ya ni siquiera se movía ni se agarraba, solo sollozaba con la mirada perdida. Lo mejor es que aunque tuvieron que operarlo y se llevó dos semanas sin volver a clase, ni siquiera me castigaron, es más me felicitaron.
Así que repito: cuidado los gallitos, que vuestra hombría es vuestra mayor debilidad.